Marian y el chico de ojos azules by Olivia Kiss

Marian y el chico de ojos azules by Olivia Kiss

autor:Olivia Kiss
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
publicado: 2019-01-10T23:00:00+00:00


6

Tal como había ocurrido tras nuestro último encontronazo, no volví a saber nada de Asher durante los siguientes días. Me concentré en el trabajo, en pasar tiempo con mi familia cuando terminaba la jornada y en largas horas tumbada en la cama, meditando, recordando aquel beso o pensando en lo caótica que me parecía mi vida sin serlo.

El viernes me animé y quedé con Julia para tomarnos una cerveza en el local nocturno que todos los que vivíamos en el pueblo solíamos concurrir. Ella ya estaba sentada en una de las mesas del fondo cuando llegué, así que me dejé caer a su lado con un suspiro.

—Suena a dramatismo —dijo enarcando las cejas.

—Deja que me desahogue, llevo una semana terrible. O normal, mejor dicho. Y no estoy segura de que eso sea bueno. Todo ha cambiado mucho desde que decidí hacer esa dichosa lista y Asher la vio —añadí con amargura.

—¿De verdad te arrepientes?

—¡Claro que sí! —exclamé.

—No estoy tan segura. —Julia dio unos golpecitos en la mesa con los dedos mientras me miraba de reojo con intención—. Creo que en el fondo necesitabas algo así, un cambio que te despertase y rompiese la rutina.

—¿Estás defendiendo a Asher?

Me incliné en la mesa cuando bajé la voz.

—No del todo. Estuvo mal que dejase que confundieses lo que estaba ocurriendo y que no frenase ese beso desde el principio, desde luego. Pero…

—No me gusta cómo suena ese pero.

—Creo que también te ha venido bien que alguien te dé un empujoncito. En esa lista escribiste la verdad y tú lo sabes. ¿En serio pretendes seguir eternamente en ese mismo trabajo o no estar nunca con ningún chico…? —añadió casi en susurros.

Me sonrojé de inmediato. Ese era un punto de la lista que prefería ignorar que él había visto. No, no era agradable seguir siendo la única virgen entre las chicas que conocía, pero ¿qué podía hacer? Me había enamorado de un patán de jovencita y ya no había tenido ojos para nadie más. Maldita suerte la mía…

—Pues claro que no —repliqué—. Me encantaría que mi vida fuese diferente: tener un trabajo mejor y conocer a un hombre encantador con el que terminar formando una familia y encontrar mi felices por siempre jamás, pero las cosas no siempre son así.

—Eso es verdad y a veces tenemos que poner de nuestra parte para solucionarlo.

No me gustó que aquella vez Julia evitase darme la razón. Estaba acostumbrada a que, al menos, me compadeciese y me diese una palmadita en la espalda en momentos como aquel. Sin embargo, era evidente que estaba mostrándose reticente.

—Se supone que eres mi amiga —le recordé.

—Y lo soy, por eso mismo quiero que seas feliz.

Me miró con sinceridad y no pude rebatirle eso. Tan solo suspiré y me bebí mi bebida mientras ella me hablaba de sus últimos e interesantes avances en el trabajo. Cuando ya estaba pensando en irme a casa, Julia arqueó las cejas y me indicó una dirección hacia donde mirar: la puerta del local.

Vi a Asher sonriente. Una chica



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